sábado, 2 de junio de 2007

HISTORIA DE JAEN

Los bracamoros habitaron las cuencas de los ríos: Chinchipe, Marañón (desde Malleta hasta el Pongo de Manseriche), Utcubamba (desde Pedro Ruiz hasta la desembocadura en el río Marañón), Chamaya, Tamborapa y Chirinos. Se calcula que la llegada de los españoles (1 536) habitaron estas tierras más de cien mil personas.

Las actividades principales de los Bracamoros fue la caza, la pesca y la agricultura.

Por ese entonces la fauna silvestre fue abundante; cazaban vendados, sajinos, huanganos, perdices, pava de monte, choscas, armadillos y otros animales. Para cazar usaron un sistema de trampas para cada tipo de animal además del uso de la cerbatana con dardos envenenados y la lanza de chonta. Los habitantes del actual Copallin, incluso llegaron a domesticar venados.

La riqueza ictiológica fue abundante también; de ahí la finalidad de haberse establecido asentamientos humanos en las márgenes de los ríos y quebradas. Del agua extrajeron cashcas, cangrejos, conchas jigantes (utcubamba), bagres (varias variedades), boquichico y otros peces para su alimentación. Para la pesca usaron instrumentos tales como redes de chambira; también usaron arpones y redes de barbasco.

La agricultura fue la otra actividad pero menos importante que la caza y la pesca. Dedicaron menos tiempo a ello no por holgazanería sino por que no tuvieron mucha necesidad; la comida estaba en el bosque: palmiche, chonta, guayabas, yayarague , hongos comestibles, etc. No obstante, cultivaron yuca, papa, camote, maní, achira, lúcuma, maíz, maní del inca, zapallo, achiote, zapote, guabas, algodón, ashipa, paltas, etc.

La riqueza animal, vegetal y mineral (oro) fue grande; fue tal que los españoles se sorprendieron a su llegada a Jaén; Juan Porcel, el primer español que llegó a Jaén, e n una carta que le escribiera a Gonzalo Pizarro le decía: “... pero juro a Dios y a v. señoría, que la tierra en que estamos, en todo el Perú y Lima y el Cuzco, no se halla mejor que ella”, refiriéndose a Jaén.

Adicionalmente a estas actividades, también complementaban con otras como: recolección de miel silvestre (Bellavista y Bagua), recojo de caracoles y reynas de hormigas cortadoras o denominado también “arrieras”, que les proporcionaba carbohidratos y proteínas.

En la construcción de sus casas usaron madera, caña y paja. Sus viviendas tenían forma circular y techo en forma cónica; también usaron la forma cuadrada.

Los bracamoros no constituyeron un Estado organizado bajo un gobernante único. Los poblados que estaban diseminados por los márgenes de los ríos estaban bajo la tutela de un cacique local, el cacique o señor, generalmente era el más belicoso. Cada cacicazgo estaba compuesto por, a lo mucho, una veintena de casas conformado generalmente por misma familia. En casos de agresión externa se reunían estos cacicazgos para enfrentar al enemigo. Sostuvieron encarnizados combates contra los incas dirigidos por Huayna Cápac al hacer su ingreso a Jaén por Huancabamba (bastión inca luego de su sometimiento) con el fin de conquistarlos y anexarlos a tal imperio. Sin embargo, las huestes de Huayna Cápac sufrieron un duro revés en aquella guerra. La bravura de los bracamoros hizo que el ejército inca retrocediera a sus posiciones de Huancabamba . Muy enojado Huayna Cápac tildó despectivamente de “Pukamuros” y “rabones” a los antiguos jaeneses por la derrota sufrida. Posteriormente, los españoles corrompieron el apelativo y denominaron “Indios Bracamoros”.

El nombre “pukamuro” proviene de dos palabras quechuas: “puka” significa rojo y “muro” quiere decir pintado; lo que quiere decir pintado de rojo.

La costumbre de pintarse el rostro y el pecho de color rojo con tinte extraído de las semillas de achiote en situaciones de guerra, les daba una apariencia feroz. El típico guerrero bracamorino fue de estructura corporal atlética, muy hábil en el manejo de cerbatana, macana, onda y lanza; diestro en natación, para ello usaban flotadores de cerma y balsa. Practicaron la costumbre y el ritual de usar el cráneo de sus enemigos para beber ayahuasca, masato o chicha y de usar collares hecho de colmillo de fieras.

Los incas dirigidos por Tupac Yupanqui, unos años antes del intento de Huayna Cápac, habían logrado penetrar y dominar solamente los pueblos periféricos ubicados al oeste de Jaén: Tabaconas, Pucará, Chontalí y Sallique.

Todos los bracamoros se comunicaban en un sola lengua con variantes dialectales para cada grupo.

La vestimenta no fue abundante ni ostentosa como la de los incas, debido al clima caluroso. Los que vivían en los márgenes de los ríos usaban ropa hecha de algodón, tales como ponchos y camisetas; aunque los varones el mayor tiempo preferían estar semidesnudos. Las mujeres usaban una falda que cubría desde el ombligo hasta medio muslo y de igual modo una blusa angosta en forma de faja llamada “chumbe” que cubría los senos. En casos especiales usaban como adorno atado a los brazos y piernas una cuerda conteniendo chaquiras hecho de huesos, conchas o semillas.

Los bracamoros de Perico (actual Huarango) y Jaén Viejo en situaciones especiales y según su importancia en la jerarquía usaban aretes hecho de canutos de carrizo, narigueras de plata o nácar y un pectoral ancho de malla en la que iban colgando caparazones de concha como adorno; además llevaban una pajilla amarrada en una perforación en el labio inferior. Los pericos eran ceremoniosos, saludaban inclinando la cabeza o “mocha” y luego agarraban la mano del que saludaban y lo lamían.